No hacemos pan rápido. Hacemos pan que respira, reposa y sienta bien.
La fermentación lenta nuestro corazón. Un proceso que transforma ingredientes simples en un alimento complejo que sienta bien.
Fermentar es ralentizar. Es dejar reposar la masa durante horas, para que los microorganismos hagan su magia: pre-digiere los almidones, transforma el gluten y genera una riqueza de aromas y texturas que ningún proceso rápido puede imitar.